¿Pepsi?

fantal El autor ha escrito este artículo mientras tomaba una Coca-Cola.


Alicante, 4 de enero de 2014 a las ~12:44
La calle...Iba por la carretera con una bicicleta corriente de ciudad. Esa bicicleta no me suena haberla tenido nunca, probabilidad de que lo haya robado. Además, no tenía frenos, y creo recordar que no tenía pedales o gastaba muy poco esfuerzo para avanzar con la bici, una de dos.

Después de doblar una esquina, el manillar izquierdo de la bicicleta se soltó del cuadro, como si hubiera estado adherida con un imán.

Joder, macho…

Seguí pedaleando esta vez con una sola mano por las calles hasta que perdí el otro manillar repentinamente.

¿Qué cojones le pasa a esto?

Renault 5 C

Me detuve en un lugar seguro, y tiré la bicicleta a dentro del maletero del coche viejo de mis padres, que por casualidad circulaba por la misma calle que andaba yo, despachando más palabras soeces en cantidades innecesarias:

Ya estoy hasta los cojones, macho… a la puta mierda la bicicleta, joder…

Acto seguido, volví hacia mi casa a pie. Subí por las escaleras porque el ascensor no estaba, literalmente hablando. Es como si me hallara 8 años atrás, ya que antiguamente no había ascensor en mi piso.

Al llegar a casa, vi un panorama extrañísimo: estaba mi padre cazando ratas en las habitaciones, mientras que mi madre estaba con mi ordenador portátil en mi dormitorio; y había una tabla de planchar desplegada en medio del salón, con alguien encima, pero cubierto con una lona gris, de tal forma que no podía reconocer quién había debajo.

Llamaron a la puerta, así que me acerqué para abrir la puerta. Eran unos amigos que vinieron de visita parecía ser… uno de ellos llevaba un gato gris en brazos, y en hombro un pájaro parecido a una paloma, pero con la cabeza de una cacatúa. Era bastante curioso, nunca había visto semejante cosa…

Me fui directamente a mi habitación, y enseguida mi madre se dispuso a adiestrar el gato —en apenas segundos ya parecía que lo tenía muy bien entrenado —y acto seguido se empeñó en buscarle un hueco al pájaro que también trajeron. Para ello cogió un taladro gigante y empezó a hacer unos cuantos agujeros a la esquina de la pared de mi habitación para supuestamente colocarle una jaula al pájaro.

Mientras, yo me dispuse a ir a la cocina para servirles algo de beber a los invitados, pero no se podía acceder a la cocina por la puerta de entrada porque estaba tapiada, así que tuve que entrar desde la ventana que da acceso al patio de luces desde mi ventana, agarrándome por las cuerdas de tender la ropa.

paralalíricaCrucé el patio sobre esas cuerdas con bastante cuidado, como si estuviera practicando funambulismo sin arnés ni red y usando únicamente mis brazos para mantener el equilibrio, no vaya a ser que me cayera desde aquel segundo piso, o bien cayendo sobre las uralitas del bajo, o sobre las cuerdas de tender la ropa del vecino. Tras este angustioso momento, abrí la ventana de la cocina, entré y tumbé sin querer lo que venía a ser una vieja máquina expendedora de latas de Pepsi, y se derramó sobre el suelo una cantidad considerable de Pepsi seguramente caducada por lo mal que olía.

Máquina de Pepsi

Mi mente clara está... al fin descubrí dónde todos vamos a parar. Si empiezas a creer lo que dicen de ti, ya crees de verdad en tu divinidad.

* * *

No sé por qué lo último que recuerdo del sueño es la Canción de Judas de Jesucristo Superstar. Lo que menos sé es, siendo ahora francos, ¿qué hacía una máquina expendedora de latas de Pepsi en mi casa? ¿Por qué me traen animales a casa? ¿De dónde he sacado esa bici? ¿Por qué aparentemente todo estaba como años atrás?

4 Respuestas a “¿Pepsi?

  1. Tengo entendido que la máquina de pepsi la trajo el panadero el otro dia porque se le había averiado la furgoneta y tenía que dejarla allí hasta que se la repararan.

  2. Llámame loca, pero puede que fuese un sueño.

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